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El ritmo de la cosecha: cada variedad de AOVE Diezdedos tiene su momento

El otoño trae consigo el sonido más esperado del año: el del fruto al caer. En Diezdedos, en Cretas, llega el tiempo de la cosecha, ese instante en el que todo el trabajo del año cobra sentido. Los olivos cambian de color, el aire se vuelve más fresco y en el campo se percibe esa mezcla de calma y expectación que solo ocurre cuando empieza un nuevo ciclo.

La recolección no ocurre igual para todos los olivos. Cada variedad tiene su propio ritmo, su carácter y su momento óptimo de maduración. Determinar ese instante perfecto para cosechar las aceitunas es clave, por eso, en nuestras fincas, la cosecha no es un día concreto, sino una coreografía de tiempos que se adapta al clima y al fruto.

Y cuando el paisaje comienza a transformarse y el fruto vira del verde al morado, sabemos que el ciclo entra en su fase más decisiva. Es el envero, y con él llega la señal que llevamos meses esperando. En Diezdedos, ese momento marca el inicio de una recolección manual y temprana, pensada para preservar la frescura del fruto, su expresión aromática más viva y su concentración natural de polifenoles, los antioxidantes que hacen del AOVE un producto de alta calidad, con mayor estabilidad y propiedades beneficiosas para la salud.

Y como en toda buena historia, cada personaje entra en escena a su debido tiempo. En Diezdedos, todas las variedades se recolectan de forma temprana, pero no al mismo tiempo: cada una tiene su ritmo dentro de esta secuencia precisa que seguimos campaña tras campaña.

La Corbella es la primera en estar lista, gracias a su maduración temprana. La sigue la Frantoio, que requiere unos días más para alcanzar su perfil óptimo. Poco después se recoge la Arroniz, de maduración progresiva y constante. La Arbequina se recolecta a continuación, una variedad versátil con un desarrollo regular. Por último, la Empeltre, con un ciclo ligeramente más largo, cierra la cosecha. Aunque los intervalos son cortos, respetarlos es fundamental para garantizar la calidad de cada aceite.

Cada variedad cuenta su historia, y todas juntas forman la identidad de Diezdedos: una colección de matices que expresan lo que somos. En cada temporada, buscamos respetar ese ritmo natural, recolectando solo cuando el fruto lo pide. Porque la cosecha no es solo el momento de recoger aceitunas: es el instante en que el olivar habla y el tiempo se detiene. Es la recompensa de un año entero de paciencia, de cuidado y de trabajo silencioso.

En Diezdedos, cada cosecha es diferente, pero la emoción siempre es la misma. Porque cada gota del nuevo AOVE guarda una historia: la del clima, la del fruto y la de quienes lo esperan con respeto y gratitud.

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